Por José Angel Di Mauro (*)
La del miércoles 7 de mayo no terminó siendo una jornada histórica, pero será recordada por años. Quien esto escribe no encuentra antecedentes en los que el resultado final de una votación en el Congreso fuera inesperado tanto al oficialismo como para la oposición. Nunca se llega a una sesión con final incierto; siempre, tarde o temprano, se conoce en el transcurso de la misma el resultado que la misma tendrá. En caso de tratarse de una ley impulsada por el oficialismo, eso es regla inexorable.
Nunca un oficialismo debe perder una votación de algo que impulsa, y por eso cuando percibe que va en ese camino, debe interrumpir el debate y devolver el proyecto a comisión -como sucedió con la Ley Bases en febrero del año pasado-, o pedir un cuarto intermedio. Hay casos, sí, en que el oficialismo de turno acepta conscientemente avanzar hacia la derrota, como fue el caso de la 125, cuando Néstor Kirchner le ordenó a su jefe de bloque, Miguel Pichetto, ir igual a la votación sabiendo que empatarían y que Julio Cobos podría definir en contra. O más atrás en el tiempo, cuando durante el Gobierno de Alfonsín la ley Mucci fracasó en el Senado: antes de votar, la UCR sabía que Elías Sapag le daría la victoria al peronismo.
Esta vez, hasta el kirchnerismo se sorprendió -gratamente- como indica la manera como festejaron. El resto claramente esperaba otro resultado. Lo confesó el senador radical Víctor Zimmermann, que se quedó esperando que alguien levantara la mano para aclarar que se había equivocado al pulsar el voto.
Pero en rigor, sí había quienes sabían de antemano cuál sería el resultado. Van acumulándose datos que indican que el Presidente de la Nación era uno de ellos… y es más: él lo habría pedido.
Habrá que probarlo, pues desde LLA se afirma lo contrario. Se asegura que “el más perjudicado” por el resultado “fue el Gobierno”, al punto tal que por ejemplo la Cámara de Diputados tenía videos institucionales listos para salir. “Los únicos que se benefician con esto son los K”, aseguró una fuente consultada.
Desde el Gobierno se asegura que para evitar riesgos querían suscribir un acuerdo entre todos los senadores que garantizara de antemano cómo iban a votar. Desconociendo la división de poderes, fue un argumento que usó el presidente justo un día antes de la votación, cuando alertó sobre dudas que a esa altura nadie compartía. Pero la realidad es que ningún compromiso previo firmado garantiza que uno vaya a votar después según lo documentado.
Desde el 18 de abril pasado, cuando los santacruceños que responden al gobernador anunciaron su disposición a votar a favor de ficha limpia, quedaron despejadas todas las dudas. Porque para entonces se sabía que los misioneros estaban por la afirmativa. Había entonces 38 votos a favor de ficha limpia; uno más que los 37 necesarios, de ahí que no preocupara que el formoseño Francisco Paoltroni adelantara sus intenciones de pedir licencia para abocarse a la campaña electoral en su provincia, que es lo que a él más le interesa. Con todo, ante la consulta de este medio, el exoficialista confirmó que el miércoles 7 estaría sentado en su banca. Votó a favor y es uno de los que no tienen dudas de que el Gobierno digitó el sorpresivo resultado.
La realidad es que los misioneros del Frente Renovador de la Concordia originalmente estaban en contra de la ley de ficha limpia. Eso era vox pópuli, de ahí que el kirchnerismo tuviera al principio la certeza de que una eventual aprobación en la Cámara baja sería frenada en el Senado. Conforme el poroteo previo que presagiaba un empate, nunca arrancaría el debate. Al menos con esta conformación de Cuerpo.
Prueba de que los misioneros no estaban a favor del proyecto, sus diputados no dieron quórum en las dos sesiones fallidas de noviembre pasado. Eso cambió cuando el Gobierno presentó su propio proyecto. Siempre afines a los requerimientos del Ejecutivo, los diputados del Frente Renovador de la Concordia (4) reacomodaron su discurso frente al tema y dijeron que querían un proyecto más completo, que incluyera por ejemplo los delitos informáticos. Adelantaron entonces que en el debate del tema en extraordinarias presentarían un dictamen en disidencia. Pero ya no estaban en contra como al principio, y de hecho terminaron votando a favor del proyecto del Gobierno… dejando sus cambios para cuando estuviera la ley. El 30 de abril pasado oficializaron la presentación de su proyecto de “ficha limpia digital”, firmado por los cuatro diputados e ingresado ese día por Mesa de Entrada.
Las dudas persistían respecto de lo que fuera a suceder con los dos senadores de ese espacio, si es que el tema llegaba a ser tratado en la Cámara alta. Conocedores del paño advirtieron que, más allá de lo que hubieran hecho los diputados misioneros, el jefe de ese espacio, Carlos Rovira, nunca estuvo a favor del proyecto. Recordemos que en 2006, cuando transcurría su segundo mandato como gobernador, quiso reformar la Constitución provincial para instaurar la reelección indefinida, pero el entonces obispo de Iguazú Joaquín Piña lo enfrentó -autorizado por el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio- y lo derrotó por el 55% contra 43% de Rovira, que tuvo que guardarse su reforma constitucional. Nunca más volvió a postularse para gobernador, pero digitó a todos los mandatarios provinciales desde entonces, y siguió siendo el dirigente más poderoso de la provincia. Por sobre los propios gobernadores. Así y todo, siempre se sintió “proscripto”, de ahí el rechazo que proyectó hacia la ficha limpia.
Pese a ello, la táctica misionera siempre ha sido ser funcionales al gobierno nacional de turno -incluido el de Macri, y ahora el de Milei-, de ahí que bien podrían votar los senadores misioneros como sus comprovincianos de Diputados. Por eso fue que con el resultado del Senado bien fresquito, Silvia Lospennato señaló que esa provincia es la que más Aportes del Tesoro Nacional recibió durante el actual gobierno. Manuel Adorni la desmintió al día siguiente, y lo propio hizo el presidente ese mismo jueves. “Es absolutamente falso, y los datos, de hecho, son públicos”, había señalado el vocero presidencial. En efecto, los datos son públicos y figuran en el último informe de gestión de Jefatura de Gabinete. Ahí puede verificarse que, con 16.000 millones de pesos, Misiones es la provincia que más dinero ha recibido en concepto de ATN en estos 17 meses. En segundo lugar figura Salta, otra provincia afín, con 12.000.
Si esa es la sustentabilidad de las afirmaciones oficiales, están en un problema.
El presidente asegura que no estaban asegurados los votos para aprobar ficha limpia, pero su propio jefe de Gabinete lo había desmentido antes de la sesión y mantuvo esa apreciación tras la derrota. Así se lo había garantizado el presidente del bloque oficialista, Ezequiel Atauche, dijo. En la reunión de Labor Parlamentaria del día anterior a la sesión, jefes de bloques que participaron de la misma aseguran que el senador misionero Carlos Arce confirmó su voto a favor. Su compañera Sonia Rojas Decut lo había dicho antes públicamente en declaraciones radiales que se viralizaron tras la voltereta.
En otra reunión de Labor Parlamentaria celebrada en abril, se le atribuye a Atauche haber pedido postergar el debate de este tema para después de las elecciones porteñas y evitar favorecer así a Silvia Lospennato, histórica cara visible del proyecto de ficha limpia. El debate se suspendió en la semana en que murió el papa Francisco, pero el resto de los senadores -menos los de UP- se negaron a postergarlo más.
Hasta es posible que Atauche fuera uno de los sorprendidos cuando el tablero marcó 36. Probablemente los dos misioneros tampoco supieran lo que harían hasta minutos antes de la votación, cuando se les transmitió cómo debían votar. Así funcionan.
Diversas informaciones periodísticas aseguran que el propio Rovira confirmó a los miembros de su partido que mandó a sus senadores a votar de esa manera por pedido expreso del presidente. En realidad, habría sido Santiago Caputo, que días antes habría sondeado a Atauche a ver si era factible introducir cambios para asegurar la vuelta del proyecto a Diputados y dilatar la aprobación. La respuesta habría sido negativa.
Antecedentes para tener en cuenta: la versión original de ficha limpia tuvo dictamen el 17 de septiembre del año pasado, y el oficialismo eludió incluir el proyecto en la sesión del 1 de octubre venidero, en la que sí se trataron Boleta Única de Papel y Ley Antimafias. Llamó la atención que no se incluyera en ese debate, pero explicaron que “hubiera sido una sesión demasiado larga”. Sin embargo, nunca más se la incluyó y por eso, el Pro y el resto de las bancadas dialoguistas intentaron forzar su tratamiento el 20 y el 28 de noviembre. En la primera sesión faltó un diputado para el quórum; en la segunda, hubo 8 ausencias libertarias que dejaron claro que el Gobierno no quería esa ley. Pero ante la reacción adversa de parte de la sociedad, el presidente anunció que en realidad mandaría un proyecto mejorado.
Ante lo sucedido en el Senado, Milei reaccionó de la misma manera que con el escándalo $LIBRA: no atacó a Hayden Davis, ni a Mauricio Novelli, quienes lo involucraron en el tema, como tampoco ahora la emprendió contra los misioneros, ni mucho menos contra Rovira, ni siquiera cuando trascendieron sus supuestos dichos.
Los dos senadores misioneros acababan de votar el miércoles contra la interpelación de Karina Milei y Luis Caputo. Están en sus bancas desde el 10 de diciembre de 2023 y hasta ahora habían votado todo lo que necesitaba el Gobierno. Tal vez no hayan cambiado el miércoles pasado.
(*) Publicado en Parlamentario