Un presidente no puede vender pescado podrido ni jugar a la ruleta rusa

Por Maximiliano Ferraro (*)

En un intento de coartada hábilmente diseñada, el Presidente dijo que no tiene nada que ocultar. De eso se trata, señor Presidente: de decir la verdad y nada más que la verdad.

Dicho esto, quiero decirle que ocultó algo central que lo saca de su autopercepción de simple “difusor” del proyecto. La verdad es que $LIBRA no había sido lanzada públicamente en las redes antes de su posteo. Solo usted y los insiders con información privilegiada disponían del enlace de compra del token, lo que queda demostrado por la sincronía de su publicación con las operaciones especulativas de las billeteras sospechosas que ganaron.

Sepa que usó su posición de poder para apalancar el valor de $LIBRA en el mercado. Esto no solo es irresponsable, sino que implica un claro uso de su investidura en beneficio privado o ajeno a la función pública. Usted, Presidente, no es un influencer; junto a su equipo no pueden desconocer las consecuencias que sus acciones y manifestaciones pueden tener, sobre todo sabiendo que podía estar vendiendo pescado podrido -como lo manifestó en la entrevista- con la promoción de un activo financiero tan volátil.

Ninguna persona ni empresa promociona inversiones sin evaluar los riesgos. Es básico. Sin embargo, “difundió” globalmente una inversión financiera sin dimensionar las consecuencias que esto tiene ahora por su investidura y legitimidad. El problema no es solo lo que dijo, sino cómo lo dijo y desde qué lugar lo hizo. Vale recordarle que sus anteriores “difusiones” no fueron realizadas de la misma manera que ahora: fueron retweets o citas con comentario. Aunque se autoperciba como un ciudadano común con trabajo de Presidente, ya no puede ser el influencer que cobraba por sus opiniones o retweets promocionales. Ahora tiene el poder de mover mercados y afectar patrimonios, y la responsabilidad de “defender el derecho a la vida, la libertad y la propiedad”.

“Don’t cry at the casino” es una trivialización peligrosa que no aplica a los hechos. No estamos hablando de apuestas menores ni azarosas; esto, más bien, fue una ruleta rusa financiera, pero una ruleta donde ganaron los que conocían la información antes de su publicación y perdieron los que invirtieron luego de ella.

De más está decir que sus comparaciones con el casino y la ruleta rusa son poco felices e irresponsables, sobre todo en un país como el nuestro, donde los suicidios afectan a miles de familias y la ciberludopatía hace estragos.

Hay mucho por explicar, Presidente. La sociedad tiene derecho a saber la verdad de manera completa. Para evitar el oportunismo y el carancheo de quienes, como usted dijo, han estafado a todo el pueblo argentino, lo mejor es que haga dos cosas cuanto antes: brinde explicaciones frente a toda la prensa en una conferencia libre y sin condicionamientos, y preséntese voluntariamente ante la Justicia para aportar toda la información y documentación.

Le dejo un tip más: deje de alegar su propia torpeza y, ahora, su tecno-optimismo.

(*) Diputado nacional de la Coalición Cívica